Esta es una traducción. El artículo original se encuentra aquí.
Dicen que la retrospección es 20/20, lo que a menudo es verdad. Si bien puede ser frustrante ver ahora tan claramente al mirar hacia atrás los errores o problemas que hemos tenido en los negocios, mirar honestamente nuestro pasado nos proporciona la sabiduría necesaria para tomar mejores decisiones de cara al futuro.
Cuando reflexiono sobre mi yo emprendedor más joven, veo muchos éxitos y tantos fracasos. Ahora soy una persona diferente, pero hay muchas lecciones que aprendí en mis primeros días, y sigo confiando en ellas. A continuación hay cuatro que destacan y que pueden ayudar a muchos empresarios, desde aquellos que acaban de comenzar hasta a ejecutivos experimentados.
1. Confía en tu instinto
Vas a escuchar muchos consejos durante tu vida, tanto buenos como malos. Debes escuchar a los demás, pero la decisión final debe descansar en ti, y siempre debes confiar en tu instinto. La razón es simple: tu instinto es más inteligente de lo que piensas. La ciencia cree que nuestra intuición es como un segundo cerebro. Me he dado cuenta de que, muchas veces, yo sabía el curso de acción correcto, pero, porque carecía de experiencia, me cambié de opinión convencida de que la sabiduría de otra persona debía ser mejor.
Seguir tus instintos tiende a ser la mejor decisión, y también te enseña a ser dueño de tus decisiones. Muchas veces, cuando sentí que estaba tomando una decisión comercial equivocada, mi mente seguía razonando que mi intuición estaba equivocada y que podía hacer que funcionara. Una y otra vez aprendí que esos sentimientos eran los correctos. Ahora considero las decisiones un poco más de lo que mi yo más joven haría. Espero para ver si mis sentimientos positivos permanecen, o si empiezo a sentir signos de advertencia de que no debo avanzar en una decisión.
Al final del día, tienes que vivir con las elecciones que haces, por lo que es importante confiar en tu intuición.
2. Invierte en personas positivas.
No le gustarás a todos, en los negocios o en la vida. Mi yo más joven intentó cambiar la opinión de aquellos que no me apoyaban. En retrospectiva, esto fue una pérdida de tiempo y esfuerzo.
Siempre concéntrate más en las personas que se preocupan por ti y están allí para apoyar tus objetivos. Todos están en su propio viaje. No puedes convencer a alguien para que se sienta diferente o persuadirlo para que tome decisiones basadas en lo que tú deseas. El camino de menor resistencia es rodearnos de personas que nos quieren y nos apoyan.
3. No seas tan duro contigo mismo.
Estaba enferma con un problema de tiroides después de tener a mi segundo hijo y no podía hacer ejercicio. El yoga fue la única actividad que mi médico permitió. Inicialmente no era una fan de la práctica, pero poco a poco aprendí a hacer las poses. El proceso de intentar, fracasar, volver a intentarlo y, finalmente, tener éxito me enseñó a ser menos crítica conmigo misma cuando las cosas no salen como esperaba. El yoga me mostró que está bien caer hasta que aprendí la forma correcta de equilibrarme.
Al igual que en el yoga, cuando intentas algo nuevo en los negocios, a menudo no tienes éxito al principio. Acéptalo Date un respiro cuando las cosas vayan decayendo. Encuentra ese lugar de equilibrio y vuelve a centrarte en tus objetivos comerciales originales. Levántate, aprende de la experiencia e intenta de nuevo.
4. Disfruta siempre lo que haces.
Sí, quieres una empresa que sea exitosa, que pague bien y te permita disfrutar de una vida agradable, pero tus decisiones siempre deben basarse en lo que te apasiona primero. Es mucho más fácil tener éxito en un trabajo que amas que disfrutar en una carrera que no necesariamente te gusta pero que paga bien. Poseer un negocio significa largas horas, inversión personal y ninguna garantía de éxito. Sin embargo, cuando te apasiona su trabajo, no te importa dedicar tiempo y esfuerzo extra cuando sea necesario o hacerlo con menos hasta que despegue tu empresa.
Mirando hacia atrás en mis negocios anteriores, aprendo mucho sobre mí misma, lo que me motivó y lo que impulsó mi toma de decisiones. Si bien me hubiera beneficiado de la información que tengo ahora, lo que he aprendido con el tiempo me da una modo de abordar mi trabajo ahora. En lugar de sentir miedo cuando las cosas son difíciles en los negocios, me recuerdo a mí misma que he estado aquí antes y lo superé. Lo uso para mantenerme estable y centrada en el resultado deseado.
Mi esperanza es que lo que he aprendido sea valioso para ti.